Durante una artroscopia, el cirujano:
Realiza una o varias pequeñas incisiones.
Inserta el artroscopio para visualizar la articulación en un monitor.
Llena la articulación con líquido estéril para crear espacio de trabajo.
Utiliza incisiones adicionales para introducir instrumentos y realizar reparaciones, como eliminar fragmentos sueltos, suavizar el cartílago o reparar tejidos desgarrados.
La artroscopia requiere condiciones quirúrgicas estériles, se realiza en un quirófano o en una sala quirúrgica ambulatoria y emplea anestesia (local, regional o general). Debido a que implica incisiones y tratamiento quirúrgico, se considera de manera inequívoca un procedimiento quirúrgico, aunque las incisiones sean pequeñas.
La artroscopia se realiza con mayor frecuencia en la rodilla, el hombro, la cadera, el tobillo, la muñeca y el codo. Entre las afecciones tratadas se incluyen desgarros de menisco o de labrum, pinzamientos, inestabilidad articular, cuerpos libres, sinovitis y algunas lesiones de ligamentos.
La mayoría de las artroscopias se realizan de forma ambulatoria, lo que significa que el paciente puede regresar a casa el mismo día. Las opciones de anestesia varían según la articulación y el procedimiento; el equipo médico determinará si se usa anestesia local, regional o general. La duración típica de la intervención es de aproximadamente 1 a 2 horas, más el tiempo de recuperación.
La recuperación suele ser más rápida que con la cirugía abierta, pero el tiempo depende de la articulación tratada y de la reparación realizada. La recuperación completa puede variar desde una semana hasta varios meses, y la fisioterapia suele formar parte del plan de tratamiento. Las pequeñas incisiones suelen cicatrizar en 1 o 2 semanas.
Beneficios
Incisiones más pequeñas.
Menor pérdida de sangre.
Menos dolor postoperatorio.
Regreso más rápido a las actividades cotidianas en comparación con la cirugía abierta.
Riesgos
Infección.
Coágulos sanguíneos.
Rigidez articular.
Lesiones en nervios o vasos sanguíneos.
Síntomas persistentes según la patología tratada.
La artroscopia no es un procedimiento “menor” en el sentido de ser insignificante; es una cirugía real que conlleva un proceso de recuperación y ciertos riesgos. Su ventaja como técnica mínimamente invasiva es que suele lograr el objetivo quirúrgico con menos daño en los tejidos en comparación con la cirugía abierta, lo que generalmente permite una recuperación más rápida.